Se declaran víctimas de denuncias falsas, de mujeres que mienten y engañan.

Dicen que no pueden ver a sus hijos, y que las mujeres quieren quitarles sus bienes.

Anuncian que la culpable de todo esto es la ley 348 y se lanzan en redes digitales y medios con una campaña de legitimación de violencias machistas pero, pero, pero como víctimas y no como victimarios.

Es una falsa discusión el sí o no a la ley 348, porque de hecho la ley no está funcionando como dicen que funciona, y en esto hay solo un afán de confundir que no es casual sino deliberado, pero esto lo tocare en otro momento.

La discusión de fondo es desde mi punto de vista la supuesta mentira, contra la supuesta verdad, el supuesto victima contra la supuesta victimaria. Los buenos contra las malas, como en la caza de brujas, como a lo largo de toda la historia del patriarcado, como en el génesis bíblico judeo/cristiano, como en el mito fundacional de toda sociedad patriarcal.

No dudo de que se sientan víctimas y no victimarios. No olvido que cuando visité el centro Kalahuma donde están en un 80% condenados por violación, todos los recluidos con los que hablé me dijeron que su error, ojo error, había sido haberse hecho pescar.

No dudo de que los padres irresponsables que caen como moscas en las cárceles se sienten injustamente recluidos y maldicen a las madres de sus hij@s por estar ahí.

No dudo incluso que los feminicidas condenados que son poquísimos respecto del número de casos, y estamos hablando de hombres que han asesinado a una mujer, se sienten victimas porque para ser feminicidas es que se consideran, en lo profundo de su subjetividad, con el derecho de tomar la vida de la otra persona y culpabilizarla a ella de su muerte porque desobedeció el mandato de sumisión patriarcal.

No dudo de que los hombres casados que se divorcian consideran que todo les pertenece y quieren sustituir una mujer por otra como se sustituye un par de zapatos viejos por otros nuevos.

Se consideran víctimas de un supuesto favorecimiento a las mujeres porque no pueden concebir, ni aceptar el cambio de lugar que existencialmente están tomando hoy las mujeres madres, las jóvenes, las parejas con quienes se cruzan en el camino.

No hay duda alguna que las mujeres han decidido denunciar las violencias y no aguantarlas y lo hacen de forma masiva, no hay duda de que las mujeres que se divorcian reclaman de acuerdo a la ley del divorcio el 50% de todo lo producido durante el matrimonio y no siempre lo consiguen aunque la ley del matrimonio civil data de 1911 hace más de un siglo.

No hay duda que los padres irresponsables en las cárceles se sienten inocentes aunque logramos recluirlos después de deudas de 40.000, 60.000 bs de años de no pagar el mínimo de asistencia familiar y de no pagarla por chantajear a la madre o porque simplemente tienen además otros hijos por aquí y por allá. Hasta hace poco la policía se negaba a ejecutar una orden de aprehensión dictaminada por un juez y tuvimos que protestar en el ministerio de gobierno para lograr que la policía cumpla.

Nosotras somos las primeras en cuestionar el modelo punitivista y carcelario pero hasta que no surja otra alternativa, que es urgente, es el único recurso disponible para frenar la irresponsabilidad paterna. Si no pudieran renovar licencia de conducir o carnet de identidad pagarían de inmediato.

Pero volviendo a la relación victimario/victima.

La realidad del cambio de lugar de sumisión a la reivindicación personal de soberanías como el derecho a tomar decisiones sobre tu vida, a vivir sin violencia, a vestirte como te da la gana, a reclamar libertad y dignidad en la vida cotidiana es una realidad que no ha sido creada por la ley 348, sino que es una realidad social construida por las mujeres de forma masiva a través de lo que yo llamo FEMINISMO INTUITIVO que es la capacidad de leer el lugar de opresión en el que te encuentras, de leer el lugar de tu madre y tus hermanas mayores salir de ahí y moverte de ese destino. Esas jóvenes llenan las universidades, pero también las discotecas. Basta sentarse 15 minutos en las puertas de la UPEA para ver sus actitudes corporales, sus formas desafiantes de vestir, la forma como dividen su tiempo al milímetro para hacer una serie infinita de cosas. Basta ver las cifras de abortos 60.000 al año aunque en Bolivia es ilegal, la cifra de divorcios, la cifra de mujeres que llevan solas sus maternidades y la cifra de mujeres en la economía manejando pràcticamente el 70 por ciento de la economía informal y de la economía de migración económica a Brasil, España y otros destinos.

Las mujeres nos hemos movido del lugar que ocupábamos esto es un proceso social que el feminismo está politizando y visibilizando pero que es gigante como el cielo, e imposible de frenar. No es producto de una ley, es producto de una crisis profunda de sentido en lo que se entiende por familia, por amor, por sexo, por maternidad, por paternidad, por hombre y por mujer. Una crisis de sentido que producirá nuevos sentidos y nuevos horizontes, es una crisis que se podría retratar como la  destitución del macho del lugar que ocupaba en la sociedad. POR ESO HA PERDIDO HEREDIA LAS ELECCIONES DE LA UMSA para ponerles un solo ejemplo, y las ha perdido gracias al voto estudiantil de hombres y mujeres.

A lo que quiero ir es a que esta postura de hombres victimas sirve para visibilizar un conflicto social e histórico profundo, visibiliza un desencuentro entre el machito reaccionario que no logra cambiar su posición de vida para bien suyo y el tiempo que le toca vivir.

Los hombres en las sociedades patriarcales están sometidos a una serie de prácticas sacrificiales y violentas como el servicio militar obligatorio, como la imposición de parámetros imposibles de cumplir, como ser los proveedores económicos, los llamados a reprimir una gran parte de sus sentimientos. Por eso es que el típico borracho termina llorando lo que no ha logrado llorar en el momento de dolor y su llanto borracho y baboso sale con un profundo resentimiento contra el mundo en el que vive. En ese contexto claro que son víctimas, víctimas de su propio machismo y de su propia imagen de sí mismos.

A esos hombres los invito a pelar papas y a hacerlo con calma, sin romper la cáscara y pelando delgadito, además de ser un ejercicio motriz increíble, no saben lo divertido que es, lo sanador para el alma que es y la cantidad de brillantes ideas para la vida que te vienen cuando lo haces.

Los invito a lavar sus mugres calzoncillos en la terraza y refregar sus pantalones al sol.

Muchos hombres creen que tienen algo muy valioso que perder si el patriarcado se derrumba y no es así, tienen mucha libertad por ganar, mucha alegría reprimida por desencadenar.

Todo feminicida acaba con dos vidas, la suya propia y la de la mujer que asesina