Acoso sexual, acabamos de sentar un precedente histórico

No hay espacio social ni laboral ni estudiantil donde no haya acoso sexual. Nosotras recibimos un promedio de tres denuncias semanales que suelen ser muy difíciles de probar porque el acosador muchas veces no deja pruebas, porque la sociedad misma pretende aún diluir la idea del acoso sexual en una suerte de “derecho masculino”, pretenden confundir acoso sexual con seducción, pretenden minimizar la cuestión del acoso sexual culpabilizando a la mujer acosada como la que hubiese provocado al acosador. Las instituciones -empezando en los partidos políticos, las organizaciones sociales y terminando en las iglesias- son espacios de acoso sexual permanente. Si vas a la Fuerza de Lucha contra la Violencia con una denuncia de acoso sexual, difícilmente la procesan y en la Fiscalía lo mismo.

La gravedad del acoso sexual es que coloca el trabajo, el estudio o la participación de las mujeres en el rango de actividad condicionada a su funcionamiento como objeto sexual. Es un acto de denigración que te obliga a pagar el puesto de trabajo o la nota con sexo. No afecta únicamente a la compañera acosada sino al conjunto de las mujeres que comparten ese espacio social.

Los espacios sociales donde el acoso sexual es mas fuerte son aquellos donde los hombres sienten un poder incontestable por el hecho de ser hombres y ven a las mujeres que allí participan como intrusas que deben ser hostigadas con todo tipo de actos de misoginia, acoso y violencia. Uno de ellos es la facultad de Medicina. Hace cuatro años, cinco estudiantes denunciaron acoso sexual de parte del Dr. Antonio Miranda docente emérito que se dedicaba -entre otras prácticas- a mandar fotos de sus genitales a las estudiantes. Con esas pruebas tocamos las puertas del rector Waldo Albarracín que escuchó en persona a las estudiantes, ellas estaban amedrentadas porque cursaban una materia troncal y el docente tenía todo el apoyo en la facultad. Al mismo tiempo, un grupo de 10 de nosotras imprimimos 4.000 panfletos con el nombre, el apellido, la materia y la caricatura del docente denunciándolo como acosador. Fuimos a la facultad y además de repartir los panfletos en toda la carrera de Medicina irrumpimos en su clase, entramos con cámaras manifestando nuestro repudio y tomando como escenario la pizarra. El Dr. Miranda bajó la cabeza y salió corriendo del aula a refugiarse en las oficinas. Dejamos la Facultad empapelada y en dicha acción pedimos que ninguna de las denunciantes participara de manera que nadie pueda tomar represalias contra ellas. Ese fue el detonante principal porque logramos que toda la facultad se enterara no del hecho que era un secreto a voces, sino de la capacidad de interpelarlo. Waldo Albarracín impulsó desde el Concejo Universitario un proceso que duró más de lo que debería, pero que determinó la expulsión del docente del sistema universitario. El acosador replicó esa sentencia y le dieron tres años de suspensión del sistema universitario. Es entonces que el acosador toca las puertas de la justicia ordinaria presentando un amparo constitucional que obligue a la UMSA a reincorporarlo a su fuente laboral. Ese amparo debió ser rechazado, pero sospechosamente y por venganza contra el rector, aceptaron el recurso.

Es ahí que nos volvimos a movilizar contra el vocal Israel Campero, que había fallado a favor del acosador, y este martes, gracias a esa movilización, hemos ganado. El docente acosador Antonio Miranda de la materia de Salud Pública ha sido suspendido por tres años.

Gracias Waldo Albarracín por tu compromiso y claridad; gracias a las estudiantes por denunciar. Gracias a la vocal Miriam Aguilar que falló contra el acosador. Para quienes no lo saben, Mujeres Creando es una fábrica de justicia; taladramos la piedra hasta lograr justicia. Hace 10 días, dos médicos violaron en el Hospital de Clínicas a su compañera residente: ese es el nivel de misoginia en la Facultad de Medicina y en el país.

Por eso, lo logrado sienta un precedente social fabricado artesanalmente con una suma de fuerzas que tiene un solo motivo: la dignidad de las mujeres bolivianas, la dignidad de las estudiantes universitarias. Seguiremos avanzando la impunidad, la corrupción y el cinismo no nos pararán.

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