DIOSPADRETODOPODEROSO ha quedado sólo

(No quiero ser como mi padre)

 

LA ACERA DE ENFRENTE

Por: MARÍA GALINDO

Integrante de Mujeres Creando

20 Marzo 2025

No pretendo explicar nuestra intervención colectiva al monumento a Sucre en la Plaza del Estudiante, porque lo hecho entra por los ojos y los poros de la piel.

La paternidad es una institución política del patriarcado, estructuradora de la vida social y de las subjetividades masculinas. Ponerla en discusión es tan urgente como poner en discusión la maternidad, las maternidades y los mandatos de abnegación y sumisión tras de ella.

Alrededor de la paternidad hace muchos años ya que nosotras como Mujeres Creando y a través del trabajo de Mujeres en Busca de justicia hemos logrado instalar la cuestión de la irresponsabilidad paterna, como aborto masculino de un niño o niña en crecimiento, como problema social extendido, como una de las causales de la pobreza y también como irresponsabilidad avalada, socapada y protegida por el propio Estado.  

Instalamos ese discurso a través de la atención directa de cientos de miles de mujeres cada día, demostrando además que esa irresponsabilidad se presenta muchas veces como forma de violencia económica y no como insolvencia del padre.

Los hombres en Bolivia no se hacen cargo de su reproducción, ni para ponerse un condón.

Sin embargo, no queremos quedarnos en el debate de la irresponsabilidad paterna y de la figura del padre como proveedor, porque si bien es legítimo reclamar la asistencia familiar, como discurso social puede terminar convirtiéndose en una trampa.

Es urgente discutir la paternidad como institución política y es eso lo que hemos hecho en la toma del monumento a Sucre; convertir la discusión que proponemos en un texto estético simbólico monumental.

Pero en este juego político y poetico regreso de la toma simbólica a la palabra escrita porque es también una manera de exigirnos a nosotras mismas esculpir la propuesta en su versión de texto.

La paternidad como institución política se proyecta como poder sobre el hijo, el estado, la nación y la moral. Dios padre. Padre de la patria. Padre como dueño de la vida y como dueño de la verdad, padre como modelo incuestionable. Son las formas de la paternidad como institución política que se fusionan una a la otra otorgando al padre el poder de decidir sobre las vidas del hijo, la sociedad, el estado y la moral.

Este enaltecimiento de la paternidad como poder sobre la vida es al mismo tiempo la ecuación que cierra absolviendo al padre de la funcion de criar, cuidar, dar ternura, nutrir, asumir las responsabilidades cotidianas con la infancia y la juventud del hijo y digo hijo y no hija porque la hija en este esquema funciona como defecto.

No es por ello casual que no veas padres o de hecho veas muy pocos o casi ningún padre en el hospital del niño, casi ningún padre en oncología pediátrica, que sea muy frecuente el abandono por parte del padre del hijo con discapacidad e inclusive en las puertas de los colegios para recoger o dejar a la wawa.

La paternidad como institución política del patriarcado debe funcionar como la representación de la autoridad una forma de autoridad que tiene muchos vectores.

Intervenir el monumento de un padre fundador de la nación para hacer un acto sencillo como es colocarle un hermoso mandil y una canasta de frutas erosiona esa autoridad y ese poder sobre la vida a través de dos objetos cotidianos.

Una forma de paternidad funciona como suplencia de la otra, cuando el padre biológico está ausente, viene a sustituirle el Dios padre y el Estado en su función paterna viene a corregir y forjar en el hijo un “hombre” entre comillas a través del servicio militar.

Cuando hablamos de patriarcado estamos hablando precisamente de esa autoridad y de ese eje articulador de la masculinidad como ejercicio de poder sobre la vida y sobre la libertad. Cuando desarmamos un héroe, le quitamos su poder sobre la vida, cuando lo desnudamos de su uniforme militar le despojamos de su poder sobre los cuerpos llamados masculinos y es eso lo que provoca terror, aunque se trata de gestos poéticos no destructivos.

Es materia de libros enteros el tratamiento de las paternidades y el papel de la paternidad, termino dejando inconclusa esta reflexión con dos ideas: cuestionar la paternidad como institución política no es desafecto u odio contra padre alguno, es quitarle el peso de tener que funcionar como héroe y créanme que eso es un gran alivio para los padres.

Yo frente a la paternidad como institución política articuladora del patriarcado me declaro bastarda, hija sin padre no por huérfana, sino por deslegitimada.

DIOSPADRETODOPODEROSO está solo en su paraíso donde no cave el pecado, el deseo, ni la libertad. Los frutos se pudren sin que nadie los pueda gozar. Su paraíso tiránico está vacío, no hay risa, ni baile, ni canto ahí.

Nosotras somos las hijas expulsadas de su paraíso, las que preferimos esa expulsión para abandonar la perfección, para abandonar la represión, para abandonar la vigilancia del padre y probar la libertad de elegir, de decidir, de soñar, de ser imperfectas y de pecar por toda la eternidad.

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