Simplonamente podríamos decir que el sólo hecho de tener una mujer presidenta en una sociedad tan machista como ésta, representa de antemano un subidón reivindicativo, pero por suerte no somos tan simplonas como para decir eso. Sería como decir que Víctor Hugo Cárdenas como ministro aimara resuelve los problemas de racismo de este gobierno con el mundo indígena, ya quisieran y no es así tampoco.
Así como Evo Morales recibe críticas de carácter racista porque es indio, de la misma manera Janine Añez recibe críticas por el solo hecho de ser mujer . En ambos muchas veces lo que se condena es estar ocupando, un lugar que “no les corresponde” entre comillas, porque es un lugar que es propiedad perpetua del hombre, blanco adulto, propietario e ilustrado.
Evo Morales enfrentaba el racismo contra él en tanto que Janine Añez ni una sola vez ha tenido la capacidad de enfrentar ella misma las críticas machistas contra ella, porque padece de machismo y conservadurismo. Tendría que ser capaz de ser crítica contra el machismo para ser al mismo tiempo capaz de defenderse en ese campo.
Ha optado por un perfil conservador y ha decidido poner el peso de su condición de mujer en tres capacidades:
la capacidad de llorar en público, la capacidad de ser madre y la capacidad de mandar.
La capacidad de llorar
Todas o casi todas las mujeres hemos llegado a llorar en público, se nos ha entrecortado la voz y hemos exhibido con plenitud nuestra vulnerabilidad. Esa es sin duda alguna una capacidad que pocos o ningún hombre tiene, no saben llorar, ni menos aún en público padecen de la incapacidad de sentirse débiles y además de exhibirlo. Un hombre y mucho más un hombre público pareciera que esta llamado a exhibir fuerza y ser incapaz de conmoverse al punto de llorar. A Mesa por ejemplo se lo acusa de débil como si ese fuera un defecto despreciable en un hombre y como si la capacidad de renunciar al poder no fuera una virtud.
¿Cuál es el uso que le ha dado Janine Añez a la capacidad de llorar?
Entro llorando al gobierno, prometiendo enfrentar la crisis en la que estaba el país y la generalidad de la sociedad se conmovió con sus lágrimas y fueron esas lágrimas que la legitimaron en un acceso al poder estatal más que dudoso.
Ensayó un segundo llanto cuando en el peor momento de la Pandemia quiso presentarse como una mujer en crisis por haber supuestamente contagiado a un hijo y la operación del llanto no le sirvió por segunda vez porque tal es el valor de las lágrimas en una sociedad en la que las mujeres lloramos públicamente una y otra vez que usarlas como una puesta en escena teatral provocaron mas bien el rechazo y la caída de careta.
La capacidad de ser madre
Este es un rasgo del que la presidenta abusa hasta el cansancio pretendiendo hacer empatía con las mujeres y quizás con las más desesperadas que siempre enarbolan su condición de madres: lo hacen las trabajadoras sexuales, lo hacen las presidiarias, lo hacen las mujeres a las que la guardia municipal roba mercadería. Las mujeres bolivianas tenemos en todas las situaciones desesperadas la condición de madres como argumento supremo e incontestable. Sin embargo, la empatía no le funciona a la presidenta ella insiste repetitivamente: “porque soy madre les entiendo” y la conexión no funciona primero porque a partir de su condición de ser madre ha favorecido a su hija, mientras que esconde al hijo por un acto de discriminación y homofobia que como madre comete desde un lugar tan visible como el poder estatal, al punto que el hijo no tiene derecho ni de sentarse a su lado.
No funciona cuando detrás de su frase soy madre no viene una actitud maternal que estuviera ella extendiendo al conjunto de la sociedad y por lo tanto su capacidad de ser madre como capital político se ha convertido en una muletilla cargosa y vacía.
La capacidad de mandar
Muchísimo cuidado tienen todos los ministros de hacer declaraciones en las que de forma forzosa invocan el mando de la presidenta, lo mismo hace ella repitiendo una y otra vez alguna frase que refuerce la idea de su mando en el gobierno.
El monopolio masculino sobre el mando ha sido roto tanto sutil como frontalmente por miles de mujeres inclusive generacionalmente. Hay cientos de miles de mujeres que no responden a mando alguno o que asumen mandos esto hace que las mujeres tengamos una percepción nítida y una experiencia social muy amplia sobre el asunto.
No es que la presidenta en este caso aparezca como alguien que esté bajo el mando de un tercero, pero sí como alguien que de tanto insistir en que manda es probable que mande poco. Otro desgaste de su supuesto mando es no haber podido nunca mostrar el resultado de aquello que ha dicho haber mandado hacer. Lo mas elocuente en este campo es su propia candidatura entro prometiendo elecciones y entregar el mando y ahora promete todos los días que ese mando es suyo y que no lo entregara a nadie.
Consecuencias
No logró ni conectarse con el conglomerado de mujeres conservadoras, ni con el conglomerado de mujeres que están rompiendo estructuras cada día porque no logra estar ni con unas, ni con otras.
Janine podrá captar el voto racista, podrá captar parte del voto fundamentalista cristiano, podrá captar el voto de algún segmento de la derecha más conservadora, podrá captar algo del voto regional beniano que tiene sed de significar en el país. Pero desde el punto de vista de construir un voto de las mujeres y lograr que una mujer vote por ella por su condición de mujer ese voto creo que ni lo ha construido ni lo podría captar. Tampoco el voto de hombres que pensaran que lo mejor es empezar a votar por una mujer.
Janine representa para las mujeres en la política boliviana un accidente
Un triste ejemplo más.
Una mujer que trepada sobre las espaldas de las mujeres que están desafiando las normas utiliza la oportunidad para desperdiciarla y resolver su futuro robando a manos llenas para ella y su hija.
Representa de la forma más clara posible las razones por las que la cuota biológica de mujeres en la política es un desperdicio al servicio de la política patriarcal y nada más.
Janine es madre si, pero madre de la corrupción.
Llora si, pero llora lágrimas de cocodrilo
Y manda si, manda para obtener parte del botín que su gobierno roba.