"Milei alucina en Davos"

LA ACERA DE ENFRENTE

Por: MARÍA GALINDO

Integrante de Mujeres Creando

18 de enero 2024

Como quien fuera un visionario mundial elegido no como presidente de un país sino, como un preclaro enviado de los cielos Milei hace el ridículo en DAVOS.

Diminuto, como todos los oradores, en un escenario gigante que se traga cualquier voz, sube Milei al estrado a hablar expresando la neurosis de la que es víctima; no sabe quién es, ni de donde viene, ni donde esta.

Asume el tono, como quien estuviera en un templo religioso, y lanza un discurso que más bien está redactado como un sermón. Sin propuestas, sin argumentos, con datos de una triste enciclopedia generalista y descatalogada que ya no se vende.

Ante un foro caracterizado por su vocación de constituirse en un poder económico supraestatal donde el proyecto y el horizonte es achicar el Estado de bienestar les previene del peligro que corren frente al socialismo empobrecedor.

La figura es realmente cómica. Quiere predicar sobre los peligros del socialismo en un foro en el que el carácter global del capitalismo ni siquiera se pone en cuestión incluidos por supuesto Rusia, China o el sudeste asiático.

Está convencido de haber encontrado y ser el único que ve un eje de lucha fundamental hablando contra EL ESTADO y contra los impuestos en un foro supraestatal que ha minimizado el poder soberano de los Estados.

Ensaya a dar lecciones de una historia mundial de la economía para enaltecer los beneficios del mercado en la que se aplaza de entrada pues no toma en cuenta las principales variables de la economía capitalista como son la guerra, el esclavismo, el imperialismo, el colonialismo, la explotación de materias primas, los monopolios tecnológicos, el capitalismo cognitivo y un largo etc que nos obligan a complejizar cualquier análisis económico que del mundo se quiera hacer. Milei está perdido en la historia mundial y no es consciente de ello. Sus datos solo abochornan.

Lanza una alerta al mundo en un papel mesiánico y se pliega a un supuesto proyecto mundial occidental como si de ese proyecto fuera parte. Emerge el trauma histórico de un segmento grande de la población argentina que busca la pertenencia europea a como dé lugar. Habría que decirle que Argentina tiene frontera con Bolivia, Brasil y Chile y no con Francia y Suiza.

Ante la suma de errores, la simpleza y linealidad del análisis dan ganas de reir, imagino un público deseoso de divertirse con el mendigo de turno mientras se toman las grandes decisiones por fuera de todo sistema democrático y de toda responsabilidad social, ecológica o ambiental y por fuera de toda soberanía estatal.

El discurso de Milei plagado de vacíos carente de propuesta alguna que alcanza a ofrecer Argentina en bandeja a la rapiña transnacional de las corporaciones da únicamente para dejar al descubierto la pobreza de sus ideas.

La libertad entre sus labios es la arbitrariedad con la que cree que puede actuar con lo que es de todos, todas y todes los, las y les argentines. No comprende siquiera los límites de un mandato presidencial, ahí se arroga a si mismo el papel mesiánico de salvador de Argentina, por el hecho de ofrecerla para la compra barata de sus materias primas; dice entrelineas y casi sin disimulo “hagan lo que quieran con mi país porque eso será un honor, estoy aquí para su liquidación de temporada”.

No puedo dejar de mencionar el momento en que habla del feminismo radical, no porque me preocupe o crea que hay que polemizar, sino porque también ahí el señor esta extraviado. Invoca a Dios para resolver el supuesto conflicto hombre/mujer ante un foro masculinista y patriarcal que ha venido a lo largo de todo el proceso neoliberal entendiendo a las mujeres como una masa disponible y útil para la explotación laboral extrema y la mayor subvención del capitalismo como es el trabajo de crianza y cuidados. Repite su obsesiva crítica contra el Ministerio de la Mujer del ex gobierno argentino y la sola dimensión del alcance y el presupuesto de ese mini ministerio convierte su crítica en Davos en algo fuera de lugar. Milei es un pobre tipo que no sabe dónde está parado.

Omite la discusión energética, niega el cambio climático, evita la definición de riqueza y pobreza apoyándose en el dato del PIB que es un dato insuficiente para cualquier análisis económico, en un mundo donde la distribución de la riqueza es un problema central.

Llega a condenar oficinas lujosas cuando son las condiciones en las que sin duda los tecnócratas del foro de Davos trabajan.

Milei hace de bufón, puedo imaginar que ni él mismo dimensiona el alcance de su ridículo mundial. Como margen de duda solamente puedo creer que su gobernabilidad en argentina es tan frágil que está de viaje en Davos, Roma y demas buscando una foto con que nutrir los más tristes complejos del universo de sus votantes.

Han transcurrido 23 minutos de exposición donde no hay una visión histórica, no hay una propuesta, donde no hay un análisis y se ve obligado a terminar como si en campaña estuviera con un viva la libertad carajo. Seguramente estará convencido que lo ha hecho bien, que es único, porque a este personaje lo que más le falta es ubicación en el mundo de la más básica.

Suenan los aplausos, el foro ha tenido su diversión, luego pasaran a las cosas en serio y de las que no sabremos absolutamente nada.

Ver a Milei en Davos frente a sus ídolos lo coloca en la dimensión que tiene y por eso este discurso es interesante, es interesante porque ubica al personaje como lo que es no un peligroso “líder” de extrema derecha, sino como un carente de sentido.

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