El insoportable candidato

El candidato es un hombre, y exhibe su condición de hombre como su característica más importante. Como hace un siglo. Igualito.

Dibujando libertades, las mujeres nos hemos movido del lugar que se nos ha sido asignado, pero como si eso no hubiera pasado, el candidato se presenta como loza retrógrada que nos empuja hacia atrás en muchos sentidos, exhibiendo su condición masculina como su principal característica. No puede ser sustituido por una mujer por mucho que en su mal llamado partido haya mujeres que se hacen entender mejor o que hubieran podido también hacerlo. Él es el insustituible, el único, lo máximo y lo proclaman así las propias mujeres que lo acompañan subalternándose a nombre de todas nosotras.

Justamente porque es hombre no se presenta como una simple persona sino como el Mesías salvador, cumpliendo así la formula de omnipotencia, que es la misma del feminicida, que es la de endiosarse.

El candidato sin rubor ni vergüenza se presenta como salvador del país, de los pobres, de los enfermos, de los que sufren injusticias, de los que no tienen trabajo. La magia de su divina persona es la que, según su discurso nos procura, aquello que deseamos siempre y cuando cumplamos con el sagrado rito de votar por él. Ese es el tono con el que Evo Morales, Óscar Ortiz o Carlos Mesa nos piden el voto… Perdón, me corrijo, no nos lo piden -porque no saben pedir-: nos lo exigen, vaticinan que votaremos por ellos porque no hay otro mejor. Nos dicen que si llegáramos a escribir un inmortal poema breve sobre la mierda o la esperanza en la papeleta ese acto nos convertiría en los inservibles de la democracia porque nuestro pinche voto debe ser y tiene que ser útil para sus ambiciones de poder.

Ortiz, Mesa y Morales son más parecidos entre ellos de lo que quisieran; podrían fundar la comparsa de los cínicos. Unos fotografiándose con enfermos terminales de cáncer y otros con animales convertidos en cenizas, la campaña aguanta mentiras, absurdos y porno miseria de todo tipo. Es el dolor de la sociedad lo que explotan para mostrarse como próximos salvadores. Nos convierten en una sociedad de estúpid@s al pretender en sus cortas entrevistas hablarnos generalidades, como si fueran portadores de las soluciones de la educación, la economía, el machismo, la justicia, la producción y lo que fuera. Jamás caen en ese humilde y maravilloso lugar que es el de entender que en esta sociedad todos los sujetos sociales hemos venido construyendo históricamente y desde abajo nuestros idearios, saberes y horizontes y son esos saberes y horizontes los que deben ser respetados. No necesitamos de sus simples soluciones necesitamos respeto y es lo que en sus arengas nos niegan los candidatos a quienes hay que soportar ofreciendo lo que no van a cumplir.

Ninguno realmente responde a las preguntas; Morales ni asiste a entrevistas, y Ortiz y Mesa se dedican a mostrarse por encima del bien y del mal, sin responder realmente a nada de lo que se les pregunte porque, así como quieren cosechar votos de empresarios o de obreros, de conservadores o de gente que quiere libertad, se limitan a quedar bien con unos y otros sin realmente decantar sus intenciones.

Todo este simulacro teatral lo cumplen frente a periodistas y opinadores dóciles que juegan el papel de idiotas a nombre de toda la sociedad, nadie se sale de su papel, la teatralidad aburre y me dedico a imaginar a Mesa desnudándose, a Ortiz masturbándose o a Evo drogándose inhalando cocaína, a ver si así paso el trago. Imagino que la gente más joven ni los escucha siquiera y que el teatro electoral está lejos de las preocupaciones de la sociedad.

Entretanto, este mismo escenario es también ocupado por Patzi, Chi o Cárdenas, que han hecho del odio a las mujeres y la mariconada el único mecanismo para ocupar espacio mediático. Tampoco esta última trilogía es en realidad tan diferente; son dos tríos complementariamente tóxicos para la sociedad por eso es que frente a la homofobia y misoginia de Chi, ninguno de estos ha dicho nada porque si mañana necesitan de esa alianza la van a tomar sin asco ni reparo.

Votar sin duda rima con vomitar. Estas son elecciones sin opción ni esperanza, lo único que constatamos es que nos han expropiado a tod@s el derecho de hacer política.

María Galindo es miembro de Mujeres Creando

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