Marcha de hombres contra los feminicidios

15 de Enero 2020

Por fuera de partidos políticos, ONG o Estado, las Mujeres Creando, junto a mujeres feministas sueltas y otras organizaciones de mujeres, estamos convocando a esta primera y originalísima marcha de hombres contra las violencias machistas.

Los convocamos a traer un cuchillo y una papa para pelar papa, juntos, en la plaza Camacho, este viernes, a partir de las 17:00. Si vienen cinco hombres es un éxito, si vienen 400 o 5.000 también.

No se trata de devolverles el protagonismo ni de presentarlos como salvadores. Se trata de tocar la herida donde duele, porque el problema son ellos y no las mujeres. El problema no es que la mamá machista cría un hijo machista; el problema es que la sociedad entera, empezando en el Estado y terminando en los medios de comunicación, construyen,  fomentan y legitiman los privilegios masculinos, uno a uno.

Es el hombre violento el que debe ser analizado y estudiado socialmente. Por eso, una de las demandas de la marcha es que el Gobierno nos permita el ingreso a las cárceles de hombres para hacer un estudio a profundidad de los feminicidas, entrevistarles y reconstruir algo que la sociedad debe conocer. ¿Qué sucede en un feminicida a partir del día después de haber matado a la mujer que dijo amar, a la mujer que decidió romper con él, que decidió no obedecerle y desacatar su machismo? Ese estudio es el que la sociedad tiene pendiente y nosotras tenemos la capacidad de hacerlo.

El esfuerzo de esta primera marcha está basado en una idea linda: hombre y machismo no son lo mismo, pueden no ser lo mismo, tenemos la esperanza de que no sean lo mismo.

No se puede combatir el feminicidio sin entender y respetar las libertades de las mujeres y sin cuestionar en sus bases mismas lo que por hombre y por mujer entiende la sociedad;  ahí está el error, la falla, el problema y la tragedia.

Vente con ese amigo, hermano, primo, vecino o hijo para que él tome el espacio central y públicamente pele una papa y alce un cartel que diga “tus penas de amor no se curan golpeando, matando y farreando, sino resignándote y llorando”.

Estamos convencidas de que los albergues del gobierno municipal no deben ser para las mujeres, sino para los hombres violentos. Son ellos que deben ser sacados de las casas y no ellas con sus wawas. Pedimos que la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia se convierta en un servicio civil y no policial. Así como se entregó el Segip a profesionales, de la misma manera la Policía debe atender únicamente los feminicidios, y la atención de las mujeres que denuncian violencia machista debe estar integrada por un equipo multidisciplinario de mujeres profesionales y no por policías violentos y machistas que justifican al violento porque con él se identifican.

La violencia machista contra las mujeres es un problema político porque es un acto de poder, porque es un acto de represión y persecución y estamos hartas de que los gobiernos de turno utilicen a las víctimas para la foto, sin tomar las medidas inmediatas que hacen falta. Pero, sobre todo, que utilicen la lucha contra la violencia contra las mujeres como propaganda política.

Pedimos también que las wawas de las víctimas de feminicidio sean por ley declaradas como querellantes en los juicios y estén representadas por las defensorías de la Niñez y la Adolescencia, que se cumpla la ley y la tutela de esas wawas no pase a la familia del feminicida en ningún caso.

El feminicidio es un crimen del Estado patriarcal porque el Estado promueve la impunidad y garantiza los privilegios machistas, es eso lo que hay que cambiar. Hoy vergonzosamente las fiscales llegan a las audiencias sin conocer ni haber podido siquiera leer los antecedentes de los casos que tienen que representar.

Exigimos la creación de fiscalías especializadas en feminicidio para que las víctimas sean representadas profesionalmente por el Estado y no suceda como sucede hoy que las mujeres más pobres, cuyas familias no tienen dinero para pagar a un abogado penalista, no tengan representación jurídica para exigir justicia.

La situación da para llorar, mucho hemos llorado, queremos que ellos lloren con nosotras y que las lágrimas no sean propaganda gubernamental; el Estado y los gobiernos de turno tienen responsabilidades que cumplir.

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