En el medio de un círculo compuesto por ministros y ministras, diputados, senadores, fiscales, jueces y dirigentes sindicales Evo Morales cometió “estupro” continuo a lo largo de todos sus gobiernos. Digo estupro porque es la figura que se usa en el Código penal boliviano; de lo que estamos hablando es del uso abusivo, sexual continuo de jóvenes menores de edad en relaciones transitorias.

No es que las ministras por ser mujeres no sabían nada, no es que los intelectuales como García Linera quedaban al margen, todo lo contrario. Muchos y muchas fueron directos cómplices pues buscaron su lugar y su adherencia al régimen ofreciendo a las jóvenes y convirtiéndose en asesores para acallar voces, para generar cercanías y distancias. Especialmente los intelectuales de las clases medias urbanas, justificaron a Evo Morales una y otra vez con todo tipo de argumentos que servían para protegerlo y actuar como coro de legitimación conceptual de los estupros continuos que cometía.

Un último circulo de l@s “tont@s” útiles que siendo testigos de lo que sucedía servían para desmentir y negar los hechos borrando con sus lenguas la mugre del piso que pisaba Evo morales.

No se trataba de hechos ni esporádicos, ni aislados, ni tampoco desarrollados de forma oculta, sino descubierta, pública y con desfachatez. Los abusos, traducidos en formas de relación transitoria con el presidente no eran concebidos como lo que se debe esconder, sino como lo que se debe exhibir haciendo gala.

Contenido político

Los actos de abuso tuvieron siempre un contenido y un mensaje político; fue una de las maneras de expresar su poder absoluto, su impunidad absoluta y al mismo tiempo su oferta de poder a su cúpula dirigencial sindical que multiplico, replico, imito y agasajo estos abusos.

La continuidad de los casos, la mofa generalizada, el regodeo con el que Evo Morales se expresaba públicamente configuró una cultura de la violación y el abuso sobre las mujeres jóvenes. Cuando tuvo que huir a México y Argentina huyó acompañado por la menor de turno como parte de su aparato político.

Todo el país fue testigo pues se usaron cargos, favores, infraestructura del estado y además un discurso burlesco permanente que relativizo la gravedad de estos casos.

Hay innumerables pruebas como fotografías, testigos directos y algún certificado de nacimiento de hij@ fruto de esas relaciones. No hay ninguna víctima denunciante pues es importante entender el contexto de donde provienen ellas; estas jóvenes fueron presentadas ante sus comunidades como personas beneficiadas por la cercanía y la influencia de Evo Morales, sus familiares más cercanos, en muchos casos no solo aprobaron los hechos, sino que los impulsaron y buscaron beneficios directos en formas de cargos, regalos, etc.

Gobernar, para Evo Morales era entre otras cosas acceder al uso sexual de las jóvenes provenientes del movimiento indígena campesino.

No es que Bolivia está conociendo algo nuevo ahora que se ha reactivado la investigación contra Evo Morales, tampoco es que los protagonistas del actual gobierno desconocían estos hechos, muchos y muchas han sido testigos o cómplices.

Exigimos a la Izquierda internacional no repetir el error cometido con Ortega

Exigimos que el grupo de Puebla quite el respaldo emitido a favor de Evo Morales. Exigimos, en este contexto que no se cometa el error que en su momento se cometió en el caso de Ortega con Zoila Madrid. La izquierda internacional tiene que asumir la responsabilidad y la consecuencia en la lucha contra las violencias machistas como uno de sus ejes políticos indiscutibles, también cuando el protagonista de estos hechos resulta un integrante de sus filas. Mas bien deberíamos decir que en el caso en el que un integrante de sus filas resulta protagonista de hechos de violencia, esperaríamos el repudio general y no el socapamiento general.

Sobre la politicidad

Como feministas estamos conscientes que estamos discutiendo de política. La fórmula simplista que dice que lo privado no se toca, que la familia no se toca y que ese es un terreno no político es una formula patriarcal que instala una doble moral.

Lo público es político y lo privado es político también.

No es que los actos de abuso cometidos por Evo Morales adquieren un carácter político en el momento en que sus enemigos usan estos hechos para desprestigiarlo, enjuiciarlo o sacarlo de una posible candidatura a las elecciones.

Estos abusos siempre tuvieron una connotación política, porque fueron parte de la construcción de su figura pública como caudillo, fueron parte de su forma de relacionamiento con el movimiento campesino, fueron parte de su oferta de privilegios para los dirigentes, fueron parte de una suerte de oferta de una alianza patriarcal masculina. Nunca fueron anécdotas colaterales sin importancia, fueron centrales a su figura y a su sentido de gobierno.

Nuestra lucha y propuesta por ello no se agota en la judicialización de estos hechos.

No renunciamos a que se juzguen estos hechos, pero tan importante como eso es el debate social de estos hechos y la toma pública de posición frente a una cultura de violación.

Es importante entender que la lucha contra esta cultura de la violación como política, este lugar de las mujeres jóvenes como botín sexual político no es secundario sino estructural a la política patriarcal.

Las víctimas no fueron la generación de las madres, sino la generación de las hijas. Justamente las jóvenes que crecieron con otras expectativas y con otras aspiraciones diferentes, las jóvenes a las que les pertenece generacionalmente el deseo de estudiar, el acceso a libertades en la forma de vestir y en la forma de pensarse a si mismas. Este abuso cometido generacionalmente por Evo Morales y su cúpula tiene que ver con sofocar y utilizar el impulso emancipatorio de estas jóvenes.

Evo Morales instalo esta cultura de la violación contra jóvenes que estaban involucradas en actividades deportivas, culturales o de participación política en sus comunidades, justamente entre quienes se sentían convocadas a plantearse horizontes de vida diferentes a los de sus madres. Esto agrava los hechos porque lanza el mensaje de una suerte de tributo que tienes que pagar al jefe por las libertades que te has tomado, pero que te las presentan como dádivas políticas del partido y del proceso

Queremos justicia ahora y estamos dispuestas a impulsar la denuncia

Como movimiento representamos anualmente 2000 casos en La Paz y 2000 casos en Santa Cruz en relación a diferentes formas de violencias machistas contra las mujeres, conocemos de cerca la gran incidencia de violación y estupro contra menores en Bolivia y la alta tasa de impunidad. Jueces, fiscales y policía minimizan estos hechos diariamente y la impunidad para los abusivos es pan de cada día.

Vemos de cerca todos los días como en muchas comunidades se pretende resolver el abuso con matrimonio o con reconocimiento del hij@, por eso mismo nunca dejamos de denunciar a Evo Morales. Como movimiento estamos dispuestas a ser parte de esta denuncia, porque cualquier circunstancia política se presenta ante nuestros ojos como secundaria en relación al grave daño que se ha cometido contra la sociedad. Porque como movimiento no aceptamos el chantaje de que por pretender juzgar a Evo Morales le estuviéramos haciendo un favor a la derecha y el imperialismo

No aceptamos que el pedido de justicia sea calificado como ataque político frente al cual Evo Morales quiera presentarse como víctima.

Repudiamos la forma como se quiere silenciar a la periodista Jimena Antelo por atreverse a entrevistar a protagonistas del Evismo. Pretenden comparar la historia personal de la periodista con los abusos continuos cometidos por Evo Morales con innumerables jóvenes solo para descalificar su trabajo periodístico.

Sabemos que nuestro papel en este caso puede representar el aporte de una gran experiencia y de una ética intachable y consecuente.