MATAR A UNA MUJER CON UNA CÁMARA DE TELEVISIÓN, VIOLARLA CON UN TITULAR DE PRENSA

 

LA ACERA DE ENFRENTE

Por: MARÍA GALINDO

Integrante de Mujeres Creando

5 de Abril– 2021

 

La consciencia sobre las violencias machistas y su magnitud en nuestra sociedad es algo que las mujeres bolivianas venimos construyendo gracias a la fuerza feminista que va aportando día a día visiones de esas violencias para sacarlas de la “normalización” en la que transcurren para ponerlas en el lugar de la denuncia, el repudio y el cuestionamiento.

La magnitud de las violencias machistas desde el acoso, el feminicidio, las violaciones sexuales son directamente proporcionales a las libertades que las mujeres nos estamos tomando sin pedir permiso, separaciones, divorcios reclamos cuya legitimidad descansa en la contundencia con la que asumimos lugares de estudio, trabajo o fiesta. Con la legitimidad con la que nos vestimos como nos da la gana, con la legitimidad con la que nos separamos de un violento aunque tengamos que lavar ropa para sostenernos.

Ante el aparato estatal de justicia: en las comisarías de policía, en las fiscalías y los juzgados y en los forenses no encontramos justicia sino negligencia, trafico de influencias, corrupción y maltratos racistas, clasistas y machistas. Los casos no avanzan y la ley 348 o no se cumple o muestra todos y cada uno de sus graves errores conceptuales, como ser el de permitir que hombres la usen para frenar los procesos de sus victimas contra ellos.

Tal es la convicción y el dolor sobre las violencias que sufre una mujer que hace tiempo encuentras mujeres deseosas de denunciar la violencia machista a costa de sus propias caras y de sus propios nombres en todos los departamentos, en las provincias, en los barrios, en las oficinas, deambulando en las calles en busca de justicia.

Las mujeres queremos denunciar a los policías que no se mueven y piden coima, queremos denunciar a jueces corruptos y a forenses machistas y también a nuestros verdugos.

Es por esta presión que mayormente la están ejerciendo las mujeres de abajo, y en muy pocas ocasiones las mujeres de clase media o profesionales es que ya se ha convertido en un espacio de la crónica roja, de relleno cuando no tienen notas para un noticiero o en alguna esquina infaltable del periódico ahí está la millonésima denuncia.

Estas denuncias están creando consciencia en las mujeres y toda la sal de sus lagrimas se convierte en una suerte de ofrenda sacrificial en la televisión. Son lágrimas  que conforman otro salar de Uyuni, otro espejo de sal donde mirarnos de tantas que son.

La televisión nos dice que el asesino la mato por celos y nosotras comprendemos que no la mato por celos que la mató porque la policía no sirve para nada, la televisión nos dice que la mató porque era una mala mujer y nosotras comprendemos que la mató porque en Bolivia no hay justicia, la televisión nos dice que la mató porque tenía otra pareja y nosotras sentimos el dolor de l@s hijit@s que se quedaron sin madre y sabemos aunque nadie lo cuente,  a esas wawas las busco una vecina para darles sopa y donde dormir mientras entierran a su madre.

La televisión le da al asesino justo eso que el esta buscando, una figura de héroe vengador machista. La televisión le permite mostrarse como verdugo que sabe castigar a una infiel.

La televisión funciona como cuchillada asesina que le da sentido al acto, el verdugo ha sido tan cruel que esta vez merece no ser el relleno del noticiero sino el titular, ojala hubieran llegado mientras la asesinaba así hubieran logrado por fin lo que buscan matar en primer plano.

Lo que quiero decir claramente es que la mediatización de las violencias contra las mujeres está representando un lugar para completar la efectividad de las violencias, para reeditarlas y repetirlas, para justificar al violento, para banalizar el dolor y volver a normalizar eso que las mujeres hemos sacado de la normalización para ponerlo en el lugar de repudio. Los medios de comunicación están conectados umbilicalmente con el violento para amplificar sus razones y justificarle. Es cierto que esa voluntad esta siendo rebalsada por nosotras porque aun logramos torcer su mensaje una vez mas a favor de nuestras sensibilidades y de nuestras vidas pero quiero dejar claro en este espacio que los medios de comunicación están formando parte de las violencias machistas y quiero enumerar la forma como lo están haciendo.

1.- Ponen el foco en la victima buscando en ella el defecto, la vulnerabilidad o la culpa.

2.- Se regodean en el dolor de la victima por lo que su pobreza, sus heridas su cuerpo torturado es exhibido y re-exhibido como trofeo machistas.

3.- Los medios han logrado configurar una escala de violencias entre menores y mayores buscando el horror, el morbo, el amarillismo al punto que es una competencia se menor a mayor horror lo que se busca y hay violencias no punibles ni denunciables sino aceptables porque son menores entre comillas. Hay una competencia de horrores televisables o convertibles en noticia.

3.- Justifican al violento en la medida en la que siempre aluden a sus supuestos motivos convirtiendo la violencia del violento en una suerte de advertencia para las otras mujeres.

4.- Se reservan lo más posible el nombre del victimador pero se repite hasta el cansancio el nombre de la victima por lo que los hechos de violencia machista son bautizados con los nombres de las mujeres y no de los hombres.

5.- Garantizan la humillación publica de la victima por lo que hacer la denuncia es una reedición de la violencia y una condena de por vida a colgarse una etiqueta en el cuello como violada, asesinada o acosada.

6.- No se indaga sobre la vida del victimador absolutamente nada, él con ser el victimador ha ganado una suerte de pedestal que ocupa sin que se explore nada, ni de su comportamiento ni de su carácter, ni de su profesión ni nada. El victimador queda intacto fuera de foco y se pone todo el foco en la victima.

7.- Se aísla el hecho de violencia como si no tuviera un contexto, como si la violencia saliera de un de repente creada por sí misma para que ni la sociedad, ni la víctima no puedan explicar sus raíces

8.- No interpelan ni hacen investigación alguna sobre el incumplimiento de funciones de parte de la policía, los forenses, fiscales o jueces pocas o en ninguna oportunidad son cuestionadas las autoridades del aparato de justicia.

9.- Editores y editoras, periodistas y camarógrafos se identifican a diario con los victimadores y  hacen de sus titulares armas de asesinato de las mujeres, imágenes de impunidad para los agresores o escenas de legitimación de las violaciones, la violencia en sus medios resulta ser aquello que la víctima ha permitido.

10.- Impiden y frenan todo relacionamiento de un caso con otro, cuestión que es urgente porque las violencias machistas son todo un mismo fenómeno concatenado.

11.- Se colocan como jueces que pueden absolver o culpar y convierten a la opinión pública en una suerte de palestra de condena o absolución de la víctima de violencia: por eso hay víctimas buenas y victimas malas,  escala dentro de la cual ninguna resulta ser suficientemente buena como para no sufrir violencia machista. Niegan la interpretación sistémica de la violencia.

12.- Le achacan machaconamente al alcohol y los celos la causa de las violencias machistas dejando un mensaje moralista falso y simplificador del problema.

Lo están haciendo todo mal y si se pueden hacer las cosas de otra manera, si se puede dar cobertura a una mujer que quiere denunciar violencia machista sin justificar al violento, si se puede dar cobertura a una mujer que quiere denunciar violencia machista y no humillarla, si se puede hablar de violencia machista sin justificar al verdugo, si se puede dar cobertura a la violencia machista para buscar justicia.

Lo venimos haciendo en radio deseo desde hace 12 años de forma ejemplar y solitaria.

Un ejemplo de esa otra forma posible es nuestra lista de padres irresponsables donde habiendo comprobado los hechos damos el nombre el apellido, la edad y el oficio del padre irresponsable entre otra cosas para que las wawas reciban otro mensaje sobre la irresponsabilidad paterna y no culpabilicen a sus madres por la ausencia del padre.

Cuando hablamos de un caso de violencia machista siempre subrayamos visibilizamos y explicitamos lo que las autoridades que tienen responsabilidades no hicieron deben hacer o dejaron de hacer y especialmente nos dedicamos al análisis del hombre violento porque es él el que está en cuestión.

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