Escribo con mucho dolor sobre el asesinato de Jonathan Quispe; no escribo desde quien quiere utilizar la muerte para hacer política necrófila y manchada de sangre.
Coreaba la marcha estudiantil del país entero por justicia para Jonathan, pero no hay justicia que le devuelva la vida. Fue asesinado con su testamento bajo el brazo. En ese testamento de Jonathan estaba escrito algo tan lindo como: Quiero ser periodista, un periodista hijo de albañil, un periodista hijo de vendedora de papas; quiero ser el periodista que la ciudad de El Alto necesita. La UPEA es la universidad creada para que los hijos y las hijas de albañiles nos convirtamos en ingenieros, médicas y periodistas, y por eso la defiendo. Por eso marcho, por eso grito, por eso voy a la movilización.
El ministro Romero está mintiendo, no sólo porque sus médicos forenses lavaron la bola que sacaron del cuerpo de Jonathan, borrando pruebas; no sólo porque ninguno de ellos quiso hacerse responsable directo de la autopsia; no sólo porque la autopsia fue sorprendentemente veloz; no sólo porque el Ministro estaba hablando de los resultados de la autopsia antes de que los familiares tuvieran acceso a ella. No sólo porque quiere usar el Gobierno el asesinato de Jonathan para amenazar estudiantes y desatar persecución, y miedo; no sólo porque sus explicaciones ofenden la inteligencia de la población, sino porque el Gobierno está ya manchado de sangre. Manchado de muertes sin esclarecimiento, sin autopsia científica y sin justicia. Por eso los y las estudiantes desconfiaron del Gobierno y no querían dejar sacar el cuerpo de Jonathan para la autopsia, que dizque había que hacerla en la morgue, donde, dizque, tienen condiciones, cuando eso también es falso. La morgue es la antítesis del palacio de Evo, es un canchón terrorífico y polvoriento, y un tinglado donde se tiran los cadáveres en el piso porque no hay dónde ponerlos.
En la morgue cuando esperas la autopsia de tu ser amado, te sientas en unos bancos, a la intemperie, mientras el viento penetra tus huesos; si es de día recibes el vaho del olor a muerto en descomposición y si es de noche, en penumbra, sin luz, derramas tus lágrimas. En ese cuchu, donde hasta l@s muert@s son despojados de dignidad, dice que había mejores condiciones para hacer la autopsia de Jonathan.
El Ministro está mintiendo para proteger a la Policía y quiere protegerla porque el gobierno de Evo Morales necesita hoy de la Policía más que nunca para reprimir y para salvaguardar la figura del Presidente.
Para proteger sus actos públicos de la invasión indignada de un pueblo que tiene ganas de gritarle en la cara que su palacio es un insulto a su propia condición de Gobierno, que prometió gobernar obedeciendo al pueblo.
El Ministro nos está mintiendo para proteger un pacto de impunidad que tiene firmado el Gobierno con la Policía, un pacto de impunidad que hace que la Policía no haya sido juzgada por la represión en Chaparina, ni por el feminicidio de Hanalí Huaycho, ni por la masacre a los cooperativistas en la carretera, ni se hayan dado los nombres de los policías que salieron a reprimir la marcha de la UPEA.
De la muerte de Jonathan es responsable la Policía, pero también el Ministro de Gobierno y, sin duda, el Gobierno entero y también el Presidente.
Es indignante que ahora quieran cuestionar la validez de la movilización como si eso pudiera relativizar la gravedad del asesinato de un estudiante. Lo que está en discusión no es cuánto dinero necesita la UPEA o si tiene dinero en sus cuentas; lo que está en juego es el valor de la vida y la vigencia de los derechos humanos en nuestro país. La Defensoría del Pueblo es una especie de trapo sucio con el que el Gobierno se limpia las manos de todo acto mugriento de abuso de poder.
Recuerdo que los primeros muertos del gobierno de Evo Morales fueron por un conflicto minero en Huanuni. El Presidente, en aquella ocasión, lloró de dolor, hoy es otro. Tenemos un Presidente que ha perdido la sensibilidad, que ya no siente más que por sí mismo. Se queja de que se le grite asesino, cuando en los hechos, el Presidente, frente al asesinato de Jonathan, ha escrito un cómodo tuiter y, suponiendo que puede librarse de que la sangre le salpique, alista maletas para irse de paseo a Roma.